Por Miguel Crispi, Sociólogo, Director Área Jóvenes Fundación Dialoga. @srcrispin
Si cuidamos la objetividad de la gestión del ministro Lavín debemos afirmar que ésta ha sido superlativa en comparación a lo que ha hecho el Gobierno. El ministro de Educación ha marcado un 78% de aprobación y, junto a Golborne, es el más popular del gabinete. El correlato de esta aprobación se observa en que gran parte de los anuncios del 21 de mayo de 2010 se han cumplido o están en estado de avance. En este sentido conviene hacer un análisis en dos direcciones. Primero, tomando razón de lo que se ha hecho y lo que se ha dejado de hacer y, luego, haciendo un juicio de valor del camino por el cual navega Lavín y el Ministerio de Educación.
Qué se anunció el 21 de mayo de 2010
Los anuncios 21 de mayo de 2010 en educación comprendieron tres ámbitos generales.
Primero, medidas en el espacio de la institucionalidad del sistema de educación general (básica y media). Aquí se anunció que se promulgarían las leyes que creaban la Superintendencia de Educación y la Agencia Aseguradora de Calidad. También, se anunció la duplicación de las asignaciones de la SEP (1) a ocho años plazo y legislar una nueva carrera docente.
Segundo, todo tipo de anuncios que se categorizarían como los anuncios populistas: poco o bajo impacto social y derechamente mentirosos. Aquí están los liceos de excelencia, una gama de voluntariados en educación (Comprométete con una escuela, Comprométete con un niño y el Servicio país de la educación), los anuncios vinculados a las pruebas de medición de aprendizajes, las pruebas Simce, semáforos y demases.
Tercero: en su discurso, Piñera se aventuró en el área de la educación superior. Prometió mejorar el sistema de becas para estudios de postgrado y comprometió más recursos para mejorar las facultes de Pedagogía y otras asociadas al desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Qué ha pasado en educación desde el 21 de mayo
Frente a estos anuncios, lo que ha ocurrido del 21 de mayo de 2010 a la fecha es lo siguiente:
En el ámbito institucional Lavín demostró toda su muñeca política y logró sacar adelante ambos proyectos (Superintenencia de Educación y la Agencia Aseguradora de Calidad) (2). La negociación con los parlamentarios de la oposición incluyó la firma para que se aumentaran progresivamente los fondos de la SEP, llegando a los alumnos de media, y la redacción de un proyecto de ley de Nueva Carrera Docente. El acuerdo también incluyó eliminar la política informativa de los semáforos de la educación. Más allá de que estas medidas no solucionen los problemas estructurales de la educación chilena, la formalización de la superintendencia y la agencia son grandes avances en materia educativa y fue positivo que las fuerzas opositoras consensuaran una agenda política. El avance de la SEP también resultó central: los últimos resultados SIMCE son la mejor evidencia de aquello.
Dentro de las política populistas, el Gobierno cumplió en inaugurar no 15, sino 30 liceos de excelencia. En frío deberíamos aceptar que el ministro lo hace bien, sin embargo tengamos claro que esta medida tiene un nivel bajísimo de cobertura, que aumenta la segmentación escolar, y que por razones simples tendrá buenos resultados en el corto plazo: ponerle la chapa de liceos de excelencia a un establecimientos y entregarle más recursos tendrá efectos casi inmediatos en aquellos alumnos que asistan a estos colegios. El establecimiento tendrá los mejores alumnos y mayores recursos que sus vecinos. Si miramos al futuro, no nos sorprendamos cuando Lavín esté anunciando los puntajes nacionales que salgan de estos liceos y las becas que les entregará para que entren a la universidad. Bien por estos niños, mal por la segregación y por el otro 97% de alumnos que asisten a liceos no excelentes y que no fueron invitados a esta fiesta. Este programa prioriza los resultados de unos pocos y obvian los costos de largo plazo de subir el nivel de todos los niños y niñas. Está demostrado que una forma efectiva de mejorar los resultados de los alumnos de peores resultados es que compartan con alumnos con buenos resultados.
Siguiendo con el autobombo, Lavín ha interpretado casi como un fin en sí mismo el objetivo de medir e informar más. A primera vista es algo apropiado y deseable. De este modo se cumplió con las promesas de mandar cartas a los apoderados informado los puntajes Simce, se puso en ejecución la nefasta política de los semáforos de la educación y se realizaron nuevos sistemas de mediciones, como el Simce de Educación Física y el Simce de inglés. Cada una de estas medidas es cuestionable. Particularmente, los semáforos fueron rechazados de manera simultánea por toda la comunidad escolar pues, paradójicamente, su efecto fue completamente desinformativo. El color del semáforo no tomaba en cuenta el perfil socioeconómico de los alumnos, no informaba sobre las tendencias de los puntajes obtenidos, tampoco indicaba la cantidad de recursos con los que cuenta cada una de los establecimientos evaluados. En síntesis, trataba a las escuelas como iguales cuando no lo son, profundizando el alto grado de estigmatización de la educación pública.
La deuda en educación superior
Es en el ámbito de la educación superior en donde Lavín acumula más pendientes. En el 21 de mayo pasado Piñera afirmó lo siguiente: “Seguiremos mejorando nuestro sistema de educación superior y haremos que los aportes del Estado a las universidades tengan como contrapartida mejorías en la calidad de sus facultades pedagógicas y su aporte a la ciencia y tecnología”. Este anuncio asustó a muchos ya que entre líneas se leía que los recursos del Estado para las universidades comenzarían a ser entregados en base a concursos, tratando a todas las universidades como si fueron iguales entre ellas. Felizmente nada de esto ha ocurrido, pues en el ámbito de la educación superior nada se ha hecho.
Respecto a la entrega de becas de postítulos Lavín no cumplió. Con el argumento de aumentar los criterios de excelencia y calidad se entregaron 764 de las 2000 prometidas. También se integraron requisitos complejos como obtener la aceptación de la universidad a la que se postula antes de tener obtener la beca. Las irregularidades en la entrega del beneficio significó la renuncia de la Directora del Capital Humano de Conycit (Beca Chile).
Las movilizaciones estudiantiles del 12 de mayo demostraron el malestar de miles que ven con mayor claridad que cualquier experto las deficiencias del sistema de educación superior. Las tasas de endeudamiento sobrepasan con creces lo aceptable, el acceso es discriminatorio y los niveles de democracia interna de muchos de los planteles universitarios que reciben financiamiento estatal deja mucho que desear, o derechamente no existe. En el área chica miles de estudiantes se quedaron sin sus becas de alimentación, lo que también significó la renuncia de la directora de la JUANEB. El año pasado Lavín anunció que el 2011 sería el año de la educación superior. En el caso de que este anuncio se haga realidad, es de esperar que las demandas estudiantiles sean escuchadas.
Notas:
1) La SEP (Subvención Escolar Preferencial) fue puesta en marcha mediante un proyecto de ley en 2008 y entrega una subvención adicional a los alumnus que son identificados como prioritarios y que asisten a establecimientos municipales y paticulares subvencioandos. La ley, además de entregar recursos, compromete a la comunidad escolar en su conjunto a planificar planes de mejoramiento educativo.
2) Los proyectos de leyes que creaban la Superintendencia de Educación y la Agencia Aseguradora de Calidad fueron ingresados en junio de 2007 y acompañados con una memorable postal que contó con la presencia de todos los presidentes de partido del oficialismo (forzosamente se tomaron las manos y las alzaron al aire). Luego, en 2010, los parmantarios de la ahora oposición amenazaron con votar en contra de dicho proyectos de ley.
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